martes, 26 de marzo de 2013

Gobierno de Antonio Guzmán Blanco - (1870-1877)



File:Martin Tovar y Tovar 20.JPG









 
Biografía

    
    Antonio Guzmán-Blanco (Caracas, 28 de febrero de 1829 - París, Francia, 28 de julio de 1899), conocido como "El Ilustre Americano", fue un militar, estadista, caudillo, diplomático, abogado y político venezolano, partícipe y general durante la Guerra Federal y presidente del país en tres ocasiones (1870 - 1877, 1879 - 1884, y 1886 - 1887).
 
    Pertenecíó a la corriente denominada «Liberalismo Amarillo», la cual el mismo desencadena y consolida a lo largo de su hegemonía y que le permitió extender sus influencias políticas hasta los últimos gobiernos pertenecientes a la misma, como lo fueron los de, Juan Pablo Rojas Paúl, Raimundo Andueza Palacios, Joaquín Crespo e Ignacio Andrade, terminando con la caída de este último en 1899, a causa de la Revolución Liberal Restauradora, que le permite a Cipriano Castro ascender al poder.



El Septenio (1870-1877)

    El comienzo de la hegemonía de Antonio Guzmán Blanco puede situarse en 1870, cuando se convierte en jefe de la Revolución de Abril que habría de conducirlo al poder. Inauguró un lapso estable de administración que modifica los rasgos del proceso precedente, a través de una férrea  orientación hacia el centralismo político y la modernización del país.
 
 
    El 7 de mayo dicta varios decretos importantes. En ellos se declaraba que el Estado asumía las deudas de los trabajadores que habían abrazado la causa de la revolución; se redimían los censos; se reorganizaba la Universidad Central de Venezuela; se creaba un Conservatorio de Bellas Artes y se procedía a reestructurar la Alta Corte Federal. El 27 de junio de 1870, Guzmán Blanco dicta el decreto de Instrucción Primaria Pública y Obligatoria; se estableció, para cumplir este cometido, la Dirección Nacional de Instrucción Primaria. Guzmán Blanco abolió los peajes, que constituían tradición secular, e inició los trabajos de las carreteras del este y del sur de Caracas. Simultáneamente, ordenaba el remozamiento de la plaza Bolívar de la capital.
 
    Además del impulso dado durante su mandato a las diferentes obras públicas y los medios de transporte y comunicación, Guzmán Blanco adoptó medidas legales que ayudaron en forma notable a la modernización del Estado y la sociedad venezolana. Entre ellas están: el decreto de instrucción pública, la creación de la Dirección General de Estadística, el levantamiento de censos nacionales, la redacción de los códigos Civil, de Comercio, Militar y Penal y la unificación de pesas y medidas, aparte de la ya mencionada creación de la unidad monetaria, el bolívar de plata. Antonio Guzmán Blanco constituye la personalidad política de mayor relieve en la segunda mitad del siglo XIX. Su retiro puso fin al más extenso y dinámico período de desarrollo y de cambio en la historia de Venezuela durante ese siglo. En apenas 2 décadas había reorientado la evolución política y económica del país, para lo cual utilizó como un instrumento su alianza con los comerciantes y los caudillos. Sus dos ideas-fuerza fundamentales: el centralismo (aun conservando las apariencias del federalismo) y el nacionalismo, que fueron los temas más críticos del siglo XIX, pasarían a ser hechos aceptados y a constituir elementos importantes de la filosofía política del siglo XX en Venezuela. En el septenio las características ególatras de su personalidad que se agudizan en el Quinquenio van a deformar y a desviar su labor creadora de gobernante, la cual también se ve empañada por la forma como dispuso, en provecho personal y de los suyos, de las ventajas que brindaba el manejo del erario nacional.
 

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